El pasado martes 6 de julio, esta familia arribó al aeropuerto José María Córdova a las 9:15 de la noche. Tan rápido como pudieron, tomaron un vehículo que los transportó hasta Medellín.
Al llegar a la residencia de los Jaramillo Vélez, el conductor bajó las maletas. En ese instante, relata Álvaro, se acercaron una motocicleta y un automóvil.
El carro que transportó a los viajeros partió. Los Jaramillo quisieron ingresar a su casa a descansar, pero cuando estaban abriendo la puerta, cuatro hombres armados, que llegaron en la moto y el otro carro reseñados, “nos encañonaron y se llevaron cinco de las siete maletas que traíamos”, describe el tipeador. En una de ellas estaba su computador portátil.
La hipótesis de Álvaro es que se trata de una banda que persigue a los viajeros. Según él, uno de los pillos se ubica en el túnel del aeropuerto, en el área de llegadas internacionales, y por celular le transmite la información de los viajantes al resto de la banda, que se queda “en la vía Las Palmas, cerca de la glorieta de San Diego”, afirma.
El tipeador presume que el informante reporta todos los datos del vehículo que transporta a los viajantes: marca, modelo, placas, color...
“De esta forma los otros delincuentes lo detectan, lo siguen hasta el barrio de destino, reducen velocidad donde observan el parqueo y dan una vuelta corta mientras bajan las maletas”.
El tipeador denuncia que los ladrones buscan los pasaportes con visa americana para adulterarlos y venderlos en el mercado negro, “por cifras millonarias, según nos informaron”, dice y agrega que también persiguen los dólares y las joyas de los viajeros.
El señor Jaramillo le recomienda a la Policía que acompañe “con discreción” a los viajeros en su regreso del aeropuerto, para desarticular posibles bandas que delincan bajo esta modalidad.



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