Los alcaldes de Medellín, Alonso Salazar, y de Cali, Jorge Iván Ospina,
tienen en la inseguridad de sus ciudades su mayor dolor de cabeza. Así
lo revela una encuesta hecha por CAMBIO a finales del año pasado con los
21 concejales de Medellín y los 21 de Cali, en la que los dos
mandatarios salen con saldo rojo en materia de seguridad: Salazar con
2,94 y Ospina con 2,97.
Medellín
La situación de inseguridad en Medellín
es crítica y ha llegado a niveles semejantes a los de las peores épocas
del narcoterrorismo de Pablo Escobar: la tasa de homicidios alcanzó la
cifra récord de 73 casos por cada 100.000 habitantes el año pasado, la
más alta en las últimas décadas. Además, frente al 72 por ciento de los
ciudadanos que decían sentirse seguros en 2008, hoy son el 49 por
ciento.
La inseguridad es atribuida, sobre
todo, a la acción de bandas de narcotraficantes y desmovilizados que se
pelean por el control del negocio y de otras actividades ilegales como
la prostitución, y que han convertido las comunas en territorio de
guerra. El alcalde Salazar lo explica como el resultado de venganzas y
cuentas de cobro entre ellas, y señala, además, que por miedo han bajado
las denuncias, que pasaron del 52 por ciento en 2006 al 35 por ciento
en 2009.
Hasta el momento, las medidas adoptadas
por la administración como la restricción al porte legal de armas, el aumento del pie de fuerza de la Policía,
los pactos de no agresión entre los líderes de las bandas y el desarme
voluntario, no han mostrado los resultados esperados. De ahí, la
solicitud de mayor colaboración por parte del gobierno central, que
ordenó la ocupación de varias comunas por parte del Ejército a finales
del año pasado.
Analistas consultados por CAMBIO
sostienen que si bien es cierto que la inseguridad en Medellín es
preocupante, no puede desconocerse que el Gobierno no midió
suficientemente las implicaciones de la desmovilización de 4.000
combatientes de las Auc, de los cuales el 10 por ciento hacen hoy parte
de organizaciones criminales.
Cali
En Cali, el alcalde Jorge Iván Ospina sale también mal librado en seguridad. Los concejales lo rajan con 2,97
Como en Medellín, la inseguridad en la
capital del Valle también es atribuida al enfrentamiento entre bandas
por el control de los sectores más deprimidos de la ciudad, y aunque
Cali no recibió miles de desmovilizados de las Auc como ocurrió en
Medellín, allí se siente la presencia de antiguos combatientes y, sobre
todo, los enfrentamientos de bandas asociadas a los carteles del norte
del Valle.
Ospina, que registra una aprobación de
gestión del 56 por ciento en la encuesta Invamer-Gallup de diciembre,
reconoce el problema de la inseguridad como preocupante, pero sostiene
que "la seguridad de la ciudadanía no puede ser únicamente atribuible al
Alcalde" y que requiere de la participación del Gobierno Nacional
porque hay asuntos como el narcotráfico que desbordan el ámbito local.
"Es un problema que representa muchas dificultades para todos los
alcaldes", dice.
Para enfrentar a los criminales, la
administración creó el Fondo de Seguridad para el sostenimiento de dos
Casas de Justicia que podrían contribuir a la disminución de los altos
índices de impunidad, y aumentó el pie de fuerza con 500 nuevos agentes
de Policía.